Los niveles elevados de vitamina D reducen el riesgo de muchas enfermedades, desde el cáncer y las enfermedades autoinmunes, hasta la obesidad y la diabetes.
Y esto es principalmente cierto para la vitamina D producida naturalmente en el cuerpo, pero los suplementos de vitamina D muestran resultados notablemente más modestos.
Los niveles de vitamina D pueden relacionarse con un bajo riesgo de enfermedad no sólo de forma directa, sino también de forma indirecta, como indicador de una luz solar suficiente.
Por ejemplo, los suplementos de vitamina D mejoran las enfermedades del hígado, PERO la luz ultravioleta funciona igual de bien, ¡incluso con mayor eficacia!
Un estudio demostró que la luz ultravioleta, independientemente de la vitamina D, reduce la obesidad y los signos del síndrome metabólico, disminuye los niveles de glucosa y colesterol en sangre y mejora la sensibilidad a la insulina. Los autores subrayan que la mayoría de los efectos positivos no se reprodujeron sólo con la administración de suplementos de vitamina D.
En resumen: la vitamina D es buena, pero es aún mejor con el sol. La luz solar tiene muchos mecanismos de acción, pero recuerda que, como todas las herramientas eficaces, también tiene efectos secundarios. El riesgo de padecer un melanoma es mayor si te expones al sol de forma inesperada (en pocas palabras, si te quemas).
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